Muchas veces, la sociedad se cuestiona si somos realmente libres, pero, ¿qué entendemos como libertad humana? ¿Es el ser humano realmente libre o la libertad es sólo una ficción?
Antes de nada, definamos qué es “libertad”. La libertad es la capacidad del sujeto para elegir entre varias opciones sin que una fuerza exterior a él se lo impida.
Según esta definición, distinguimos 2 tipos de libertad:
- Interna→ es la capacidad del sujeto para elegir entre las distintas opciones entre cuestiones que lo afectan. La libertad de la voluntad o el libre albedrío, es decir, la libertad de resolución. Esta libertad es el fundamento de la conducta moral.
- Externa→ esta consiste en la ausencia de trabas externas que impiden actuar. Afecta a la acción pero no a la elección. Por ejemplo, un preso en la cárcel tiene limitada su libertad externa pero no su interna.
En un momento determinado, nosotros podemos elegir hacer una cosa u otra, pero no ambas a la vez, ni tampoco podemos revertir nuestra decisión ni actuar sobre una decisión tomada en un pasado. Sólo podemos actuar sobre nuestro presente. ¿Y el futuro? Este depende del presente, pero no podemos elegirlo. Esta posibilidad de elección que definimos en el concepto de libertad se nos escapa.
La posibilidad de la elección supone que se puede al mismo tiempo hacer y no hacer una cosa, es decir, el libre albedrío. Según esto podemos escoger entre más de una opción, sin estar forzados, por lo que las posibilidades nos deberían de parecer indiferentes.
Entonces, ¿por qué tenemos mayor interés ante unas decisiones que antes otras? Esto depende de nuestros gustos, preferencias, cultura, etc. ¿Y quién ha elegido nuestras preferencias? Estas no están determinadas por nadie, es algo que no hemos elegido, por tanto, no son elecciones, sino ilusiones de estas. Nuestras decisiones o elecciones, dependen de nuestra manera de ser, de nuestra personalidad en conjunto. Por tanto, según el libre albedrío, no elegimos otra cosa que a nosotros mismos.
Parece que el libre albedrío es algo impensable, y que podemos hacer o no hacer una cosa al mismo tiempo. Pero, a la vez, muestra una neutralidad absoluta ante la elección, osea, no tener preferencias y, por lo tanto, ser una persona sin personalidad.
Que el libre albedrío sea una ilusión niega cualquier idea de libertad. Por ejemplo, no podemos elegir no atender en clase mientras escuchamos a la profe de filo. No tenemos otra elección, pero sí tenemos la de continuar o dejar de escucharla. Esto es más conocido como nuestra propia voluntad.
Esta se diferencia con el libre albedrío, en que no se opone a la realidad. Si no podemos escoger nada más que en función de nuestra personalidad, lo hacemos al decantarnos por esto más que por aquello.
Por tanto, la libertad no es una ilusión, es la condición de la existencia humana. Y si el hombre es libertad, somos responsables de lo que y de cómo somos, con lo cual, estamos condenados a ser libres.
Pero nuestra libertad no es total. Continuamente sufrimos determinismos en nuestro día a día. Somos libres a partir de esas leyes o normas que nos condicionan. Nuestro comportamiento no es automático o predestinado, como el de los animales, que se guían por su instinto. Por esto, nuestra libertad parece limitada y dudamos si este término de libertad es ficticio o una ilusión, pero no porque pensemos esto, debe de serlo.
Una vez que nos conozcamos totalmente a nosotros mismos, seremos y nos notaremos totalmente libres. ¿Consideras que te conoces completamente? ¿Crees que eres totalmente libre?
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